La región sur de Puerto Rico tiene muchas necesidades y muy poca o ninguna acción. Desde hace décadas no se ve desarrollo económico, desarrollo de infraestructura y pocas oportunidades de empleos. Esto último hace la vida un tanto complicada en esta región, porque acelera la migración hacia otros pueblos y, en última instancia, hacia los Estados Unidos. Con las pocas oportunidades de empleo, en su mayoría mal pagados, se nos hace casi imposible aportar al desarrollo de nuestra región.
Lo poco que teníamos se fue a pique luego del huracán María en el 2017. Para empeorar la situación, las necesidades de nuestras comunidades luego del huracán se juntaron a las necesidades que provocaron los terremotos de enero 2020, que pocos meses después se juntarían con las secuelas de la pandemia del COVID-19; todo a la vez. No hemos tenido ni un minuto de descanso.
Detrás de todas estas necesidades comunitarias se estaba cocinando una crisis municipal sin precedentes. A pesar de las necesidades en nuestras comunidades, los contratos, el sal pa’ fuera fiscal y la corrupción no fallaban. Una verdadera película de horror. Municipios como Ponce, con una deuda de casi $280 millones, Peñuelas, con una deuda de casi $20 millones de dólares, Guayanilla, con una deuda de casi $25 millones de dólares y Guánica, con una deuda de poco más de $1 millón de dólares, siguieron gastando nuestros impuestos como si nada estuviera pasando. Todos estos municipios tienen un nivel de pobreza por encima del 50%, con Guánica liderando esta cifra con más de 60% del nivel de pobreza. En resumen, mucha gente ganando poco y mucha gente desempleada. Toda esa deuda que alimenta a pueblos fantasmas y comunidades pobres.
Ante toda esta crisis, quizás los alcaldes de estos municipios utilizan la razón y tienen un sueldo acorde con la crisis fiscal de sus municipios; o quizás no. En Ponce, el salario anual para un alcalde es de $99 mil dólares, mientras el ingreso anual de los ponceños es de $10,500 dólares. En Peñuelas, el salario anual para un alcalde es de $60 mil dólares, mientras el ingreso anual de los peñolanos es de $7,500 dólares. En Guayanilla, el salario anual para un alcalde es de $57 mil dólares, mientras el ingreso anual de los guayanillenses es de $7,800 dólares. En Guánica, el salario anual para un alcalde es de $59 mil dólares, mientras el ingreso anual de los guaniqueños es de $7,200 dólares. En Yauco, el salario anual para un alcalde es de $64 mil dólares, mientras el ingreso anual de los yaucanos es de $7,998 dólares. Que mucha desigualdad, ¿No?. Con tanta desigualdad no habrá paz, tampoco habrá justicia y mientras los desequilibrios económicos se perpetúen nada de eso llegará.
Ahora que vemos la deuda de estos municipios y el salario de sus alcaldes, ¿Dónde están los proyectos de desarrollo económico, desarrollo de infraestructura y oportunidades de empleos de estos municipios?, porque dando contratos de seis meses en año electoral para buscar votos y poniendo parchos de brea aquí, y por allá no se logra un verdadero progreso para nuestras comunidades. Eso es pan para hoy, y hambre para mañana. ¿Por qué los alcaldes de los municipios de Ponce, Peñuelas, Guayanilla, Yauco y Guánica no se recortan el salario anual entre un 30% a 35%? ¿Por qué no utilizar el ahorro del recorte de su salario anual para incentivar los pequeños y medianos negocios de sus municipios? ¿Por qué no comenzamos por ahí?, porque por algún lado tenemos que comenzar y no es sabio comenzar de abajo hacia arriba, como siempre.
Luego de los terremotos, muy pocas escuelas en estos 5 municipios quedaron aptas para recibir estudiantes y educadores. Se ha dicho muy poco del plan del Departamento de Educación para estos municipios y no sabemos dónde se ubicarán los estudiantes cuando comience la educación presencial. Hay que mencionar que estos estudiantes llevan más de un año sin pisar un salón de clases y la educación virtual que reciben es pobre. Hay otros estudiantes que no han recibido ningún tipo de educación. Para nuestros estudiantes y educadores no hay escuelas ni vagones; literalmente. Las consecuencias de este año perdido las veremos unos años después, cuando esos mismos estudiantes suban de nivel. Llevamos décadas viendo como la educación cada vez es más pobre, a pesar de los billones de dólares que se han invertido. Una vez Eugenio Maria de Hostos dijo: “La escuela ha de edificar en el espíritu del escolar, sobre cimientos de verdad y sobre bases de bien, la columna de toda sociedad, el individuo.”. Para mi esta es la crisis más grande que tenemos como sociedad. A esto hay que sumarle, miles de casas destruidas, familias con hogares inseguros y la lucha mental cada vez que se mueve el piso; y acaba de temblar de nuevo. Miles de personas en estos 5 municipios recibieron muy poco o nada de dinero para reparar sus casas. ¡Que mucho hemos aguantado!
Para complicar nuestra situación, cierra una de las organizaciones sin fines de lucro más importante de la región sur, Fundación Go Gogo. Esta organización administra el primer Centro de Diagnóstico y Tratamiento Pediátrico en Puerto Rico y son pioneros en servicios especializados accesibles a las poblaciones más desaventajadas. Este centro sirve a más de 18,000 niños y niñas que reciben anualmente servicios pediátricos; 18,000 niños y niñas no es poca cosa. A esta organización se le traspasó unas facilidades que llevaban más de 10 años cerradas. Lo que significa que esas facilidades tienen que ser revitalizadas para poder brindar los servicios. Las organizaciones sin fines de lucro dependen, para sus operaciones, de donaciones privadas y públicas, y de propuestas estatales y federales. La Fundación Go Gogo necesita dos millones de dólares para poder abrir sus nuevas facilidades y ese dinero fue prometido por la ex Gobernadora Wanda Vázquez Garced; lo prometido es deuda. Ese dinero nunca llegó luego de que la ex Gobernadora perdiera los primarias y secundarias en agosto pasado; uso y costumbre. Esta organización necesita de nuestra ayuda. Puede donar por ATH Móvil al número 787-974-2679. ¡Dona lo que puedas, por favor!
“Nuestros niños son primero” gritamos cada 4 años y así mismo echamos a la suerte su educación y salud.
¿Recuerdan el Puerto Las Américas? Pues en papel, todavía existe. Hace 12 años este proyecto nos costó $270 millones de dólares. Hoy, la administración de Maria “Mayita” Meléndez entrega un puerto en ruinas, sin clientes, a la deriva y con un solo empleado para correr su administración. Por cierto, ese único empleado cobra $95 mil al año por hacer muy poco; típico de nuestro gobierno. Así de importante era para “Mayita” el desarrollo de este potencial motor económico para la región sur. Le dimos muchas oportunidades a esa señora.
En el sur de Puerto Rico seguimos esperando para que muchas de nuestras necesidades sean atendidas. Hay mucho por hacer. Habemos muchos ayudando con lo que podemos, pero no es suficiente. Muchas de estas necesidades no las podemos atender; no contamos con los recursos económicos y humanos suficientes para ello. Aún así, cientos de organizaciones comunitarias se tiran a la calle y dan la mano. Son el rayo de esperanza que ilumina entre tanta necesidad.
Elvin J. Estrada García
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